En algunos casos, se necesitan injertos óseos o regeneración ósea para preparar la mandíbula para poder soportar el implante.
Injertos de hueso
Los injertos óseos se realizan para aumentar el ancho y la altura de la mandíbula en el lugar del implante.
Un injerto autógeno es la opción preferida porque no hay riesgo de que su cuerpo lo rechace. Después del procedimiento, deberás esperar al menos tres meses antes de que le coloquen los implantes, de modo que pueda producirse la cicatrización. El tiempo de espera exacto dependerá de la cantidad de hueso que se haya injertado.
Regeneración ósea
La regeneración ósea guiada es una técnica especial que ayuda a que las células óseas tengan una ventaja sobre otros tipos de células para multiplicarse y llenar un área donde se ha producido la pérdida ósea. Por lo general, las células de la superficie de las encías y los tejidos conectivos son mucho más rápidos para llenar los espacios creados por la destrucción periodontal en comparación con las células óseas.
Esto significa que es posible que el hueso no tenga la oportunidad de regenerarse incluso cuando se haya eliminado la inflamación. En este procedimiento, una membrana de barrera cubre el área de pérdida ósea y bloquea el acceso a los otros tipos de células, lo que brinda a las células óseas la oportunidad de rellenar el defecto.